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Tierra de Nadie. Centro José Guerrero de Granada. Sala Cuarto Lúcido

Frontera es la linea donde dejar atrás el espacio recorrido, nuestra referencia, un lugar donde algo diferente debe ocurrir. En esta propuesta hemos decidido trabajar el contrapunto de nuestra zona frecuente de tránsito como propio espacio de experiencia. Hemos permanecido en zona de paso, en la frontera entre Jaén y Granada tratando de reorganizar nuestra visión, una vuelta a un lugar común transformado, buscando una nueva perspectiva, nuevas oportunidades para mostrar la realidad del lugar. Hemos permanecido en la frontera, muchas veces sin saber de qué lado estábamos, sin tiempo ni espacio conocidos.

En la primera parte de la investigación los encuentros han tenido lugar en espacios abiertos, oscuros, fríos tratando de sumergirnos en la experiencia y poner nuestra atención tanto en lo particular y búsqueda de puntos insólitos de cada escenario como en su descontextualización, en traer nuestro propio lenguaje de luces artificiales y acotación de espacios para establecer un diálogo que nos permitiera el análisis y conocimiento de la expresión del lugar.

El trabajo de indagación en la luz oscura de invierno nos condujo a la necesidad de encuentros con la propia gente del lugar. Al principio con mirada lejana, tratando de reflexionar sobre los gestos, la interrelación de los cuerpos con el entorno procurando no alterar los escenarios que se conformaban y que mostraban una imagen distintiva de tiempo, espacio y lugar . Aumentamos el contacto para encontrar miradas más cercanas, para establecer un vínculo. Rompemos las fronteras con la gente, formando así, paradójicamente, más parte de la frontera. Entramos a las casas y nos dejamos contar historias, recibimos la información del día a día, de la comunicación con las tierras a un lado y otro del límite fronterizo. Prestamos nuestra escucha y conversación a los escenarios formando parte activa. Son escenarios pequeños, acurrucados, limitados por el calor del fuego encendido en el interior de las casas. Esa se convierte en la luz de invierno interior. Se establece una polaridad entre fuera y dentro, entre frío y cálido, entre lo que no se cuenta y lo que está deseando ser contado.

Con la información recibida se observa, nos retiramos, retiramos nuestro pensamiento y es entonces cuando confluimos el interior y exterior de la luz de invierno, el frío y la búsqueda de cálido. Creamos nuestro escenario donde resumimos la experiencia. El frío, la luz, el fuego, la soledad, la compañía. Pasamos de lo concreto, de lo tangible a lo abstracto.

Recogemos los diferentes aspectos analizados creando un lenguaje continuo a la vez que diverso, para dejar reflejo del recorrido y la estancia en Tierra de Nadie.